[Aceptada] Oportus Paladín Represor

Nombre: Oportus

Apellidos: Grogon Magno

Edad: 24 años

Raza: Humana

Clase: Paladín

Clase rol: Ninguna

Aspecto físico: Un hombre grande y delgado. Tengo los ojos pequeños azul grises, con una nariz pequeña, boca ancha con una barba grande. Tenía unos brazos grandes y fuertes porque me entrenaba mucho.

Carácter: Amable, simpático, servidor y muy caballero con las chicas. Siempre tiene fama de ayudar a la gente que está en peligro o está siendo atacada por la Horda. Algunos dicen que soy muy pesado puede que sea probable ya que no paro de molestar a la gente con tonterías.

Historia:

Todo empieza en un verano, en los campos de una granja del pueblo de Villadorada. Tres amigos miraban a los grandes paladines que se entrenaban en los alrededores de los campos de la granja, en el bosque de Elwynn.

Mis padres y yo vivíamos en un almacén abandonado en Villadorada, mi madre era campesina es los campos que estaban al lado del pueblo y mi padre era un minero de Ventormenta que trabajaba para los enanos. Mi padre fue asesinado por una banda de Defías que estaban al lado de donde él trabajaba. Y mi madre fue secuestrada y torturada por los orcos de la Horda, pero eso fue dos años despues de que yo me fuera a Ventormenta.

Entre los tres amigos, yo era uno de ellos tres y los dos otros, eran mis mejores y únicos amigos que tenia de Villadorada. Mis dos amigos, se llamaban Patu y Pati dos hermanos gemelos que vivían en una granja cerca de Villanorte. Ellos dos no podían ser paladines, ya que sus padres le prohibieron todo lo relacionado con la guerra, ellos dos de grandes fueron campesinos.

Cuando observamos a los paladines entrenándose en los bosques, me dio unas ganas de ser como ellos, para luchar contra la Horda, conocer los secretos de la Luz y ser reconocido por todo el reino de Azeroth. Así que no perdí tiempo y me fui a Villadorada a pedirles a mis padres si podría ser de mayor un paladín, ellos me dijeron que de acuerdo pero con una condición, de siempre hacerles una visita cada mes.

Por el pueblo de Villadorada había un entrenador llamada Brother Wilhelm y me aconsejaron de ir a verle para que me diera clases para ser un verdadero paladín. Cuando fui a verle pensé que no me seria de gran ayuda pero al final vi que era un gran tutor y que me enseñaría como ser un paladín. Estuve tres años con él, el me aprendió en los combates cuerpo a cuerpo contra animales del bosque, pero me dijo que para ser un verdadero paladín tenias que aprender a hacer mucha magia curativa, me dijo de ir a Ventormenta e ir a la Catedral que esta al norte de Ventormenta. Yo no perdí el tiempo y cogí mis cosas y fui caminando hasta Ventormenta, era la primera vez que iba allí así que no conocía nada, por suerte había guardias que me indicaron el camino hasta la Catedral. Eran muy simpáticos y alegres como yo, ya que era su tarea de indicar a la gente donde esta cada cosa llegados allí les di las gracias y su fueron de donde habían salido.

En la Catedral conocí a una joven llamada Shaina Fuller que me enseño el arte de la curación. Estuve con el casi cuatro años porque la magia era muy difícil de aprender y por eso he necesitado mucho tiempo para aprender a controlar la magia. Pero un paladín no es nada si no sabe curar a la gente, así que pase un años más con Shaina para aprender las tareas y la magia de curación necesaria para ser un paladín. Después de los ochos años de aprendizaje estaba agotado y ya casi no tenía fuerzas así que tenía que reposar por lo menos un par de semanas para poderme recuperar, Shaina me dijo que con los hechizos de curación que había aprendido podría ganar tiempo en vez de estar reposando dos semanas, ella me dio un libro con los hechizos de curación que existía. Me lo mire atentado haber si veía a la fórmula para sacarme el cansancio que tenia. Después de media hora encontré la formula que necesitaba, pronuncia las palabras correspondientes i ¡Zas! De golpe ya no sentía el cansancio. Era una experiencia nueva probar un hechizo de curación sobre si mismo pero pensé que en el futuro necesitare muchos de estos para curarme. Decidí ir a ver el grupo de paladines, para ver si podía hacerles algún favor, en nombre de la Luz.

Ellos me aconsejaron de comprar algún equipaje de paladín ya que sin armadura no podía hacer gran cosa así que fue a tiendas de Ventormenta a comprarme ropa, armaduras, armas comido y también fue a una taberna llama el “Cerdo Borracho” donde podía pasar las noches. El día siguiente me puse las armaduras y mi arma que era un martilla de hierro forjado en Forjaz de muy buena calidad y muy caro. Fui a ver otra vez a los paladines para que me dieran alguna cosa que hacer, como era un principiante me dijeron de vigilar las calles del Casco Antiguo de Ventormenta por si algún ladrón quería robar algo o algún espía de la Horda se infiltrase en Ventormenta. Les dije que era una misión para principiantes pero ellos me dijeron que era eso o no era nada y me dejaban tirada asan que fue obligado a aceptar una misión aburrida pero por lo menos tenía que hacer algo durante la primera semana.

Fue una jornada bastante pesada pero aguante y confié en mi instinto de paladín que siempre se tiene que empezar por lo más malo y al final como siempre lo más bueno. Era como me había educado mi maestro Brother nunca perder las esperanzas y por mas difícil o muy aburrido que sea tenias que aguantar por el bien o por el mal.

La siguiente semana me dieron otra misión que hacer ir al Bosque del Ocaso a matar diez guerreros esqueletos. Me estaba preparando para ir pero un paladín me dijo que a pie te sería muy largo ir y me dio un caballo llamado Yerno de color negro, grande y sano, me dijo que fuera al tanto al bosque del Ocaso porque hay bestias de todo tipos. Fui allí con el caballo y me costó bastante encontrar a los esqueletos ya que eran una manada de monstruos feroces y salvajes que no paraban de perseguirte. Dos horas más tarde encontré un cementerio llamado Cementerio del Jardín Sereno allí encontré unos esqueletos armados hasta los dientes así que no lo pensé dos veces y los ataqué uno por no, hasta que conté que mate diez. Después de la matanza, cogí sus calaveras para enseñar a los paladines que había cumplido mi tasca. Llegado a Ventormenta di las calaveras al paladín Major Mattingly, que fue él quien me proponía la misión. Después de darle las calaveras me dijo que le siguiera a la Catedral para rezar a los paladines muertos que fueron claves en nuestra historia. Y cuando estábamos allí me aconsejo: “ Un paladín nunca teme la obscuridad sino que se enfrenta con valentía ante ella”, ese consejo me quedo gravado en la memoria para el resto de mis días.

Ahora soy un paladín honrado que sigue haciendo su trabajo sin faltas y que en un futuro hará un gran paso en la historia de los paladines.

Hasta tengo mi propia frase personal: "Mi nombre es Oportus Grogon y soy un paladín!"