[Aceptada][Orco Shaman] Rûk, The Thunder. Clan Warsong

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Descripción del personaje:
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- Nombre: Rûk
- Raza: Orco
- Clase: Chamán
- Rol: Neutral, bueno
- Clan o tribu: Clan Warsong
- Apariencia: Mide 2.04 m y pesa 96 kg, tiene una barba no muy larga, pero sí dejada, nariz achatada, ojos azules muy llamativos y una larga melena color negro.
- Descripción: Pertenece al Clan Warsong y se pasa la mayor parte de su tiempo en Orgrimmar o en Vallefresno, cerca del Fuerte Warsong, sirviendo a su clan. Poco a poco se intentará ganar un nombre en el Clan y ayudar en lo que le sea posible utilizando sus habilidades chamanísticas.



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Historia:
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Esa noche fui a la cama más tarde de lo habitual... Me encantaba escuchar las historias que contaba mi madre, Tuzantar, aún me extraña que les gustara recordar su pasado cuando yo lo considero tan, tan cruel... Esas historias trataban de la huída de Draenor de mi familia dirigidos por Grom Hellscream (del cual también me han hablado en multitud de ocasiones), en multitud de ocasiones había escuchado sus aventuras, pero aún quería más... Me hablaron de una gran tormenta que les separó de las demás embarcaciones pero al poco tiempo, Thrall, nuestro actual Warchief, les encontró. En más de una ocasión pensé en que hubiera estado bien vivir en esos tiempos, tuvo que ser emocionante vivir el comienzo de nuestra vida...

Ya era adulto y a la mañana siguiente, tras despedirme de la poca familia que me quedaba, monté en el lobo y coloqué el equipaje sobre él y partimos, la bestia y yo, hacia las montañas... Provengo de una familia guerrera, pero nunca me ha atraído ese mundo, lo que le dio más de un disgusto a mi padre, parece que consiguió comprenderlo, o que al menos fingió hacerlo. El viaje fue largo y la lluvia caía con menos fuerza a la vez que el sol desaparecía y empezaba a oscurecer, tomé la decisión y no podía volver atrás, llegué a las faldas de las montañas de un lugar que desconocía en ese momento, aprendí a leer y hablar el lenguaje común pero no me instruyeron acerca de cartografía o geografía. Cuando llegué a lo alto, amarré el lobo a la entrada de una cueva, encendí una antorcha y entré en ella para verificar que estaba vacía, no sería raro que hubiera alguien dentro refugiándose de la lluvia que había caído los últimos días.

Terminé de comprobar y me acosté en la soledad de la cueva tras el largo viaje, estaba muy cansado y no tenía ganas de nada más. Al despertarme, fui a conseguir algo de carne para mi lobo, que me estaba sirviendo como animal de carga y al mismo tiempo de montura, mis días de meditación comenzaban, poco a poco iría familiarizándome con la zona. Pasaron los días cernidos en una rutina abrumadora, pasaba las horas meditando, encontrando el equilibrio y buscando alguna señal, ya era adulto y quería ser chamán.

Me apasionaba la naturaleza, cuando era niño jugaba con los animales de una pequeña parcela de terreno que tenía mi familia, vivía en comunión con los elementos de la naturaleza y cada vez me sentía más atraído por sus secretos, poco a poco fui obteniendo libros sobre ese tema, libros que aún conservo y leo con entusiasmo, como si fuera el primer día. Estos sentimientos de unión a la naturaleza me hicieron llegar hasta allí, hoy día no me arrepiento de ello, sino no estaría donde estoy, desconozco que me hubiera deparado el destino.

Cuando los años pasaron, me acostumbré a la vida en la montaña, como ermitaño, no tuve comunicación con ningún orco, solo interactué con los animales de la zona: investigaba su comportamiento, cómo el clima les afectaba y cómo sobrevivían... El lobo con el que llegué a la cueva ya había muerto, estaba solo, tras horas de meditación fui a dormir como un día normal... Pero ese día no iba a ser normal, una fuerte tormenta cayó sobre mi zona, la lluvia arreciaba con fuerza y los rayos sonaban como tambores de guerra, era una gran tormenta, el ruido de los truenos me impidía dormir bien y rompía mi tranquilidad, pero, cuando empecé a dormir...
Tuve unas visiones un tanto extrañas: una gran tormenta, mayor a la producida esa noche, evidentemente, pero similar por sus características, y orcos en grandes barcos, exiliados, a la mente vinieron las historias sobre la huída de mi familia a Azeroth... ¿Es solo coincidencia?

Nada más levantarme reflexioné sobre mi sueño, yo estaba asegurado de que no era una simple coincidencia, al salir de la cueva vi como aún había truenos pero no llovía, todo se envolvió en una atmósfera particular, estaba confuso, perdido, jamás había experimentado algo así. Mirara a donde mirara veía truenos y rayos y su estruendo era mayor, tapé mis oídos pero no bastaba y no estaría despierto cuando tras experimentar esa sensación me desperté, como si un escalofrío recorriera mi cuerpo. Truenos, quizás truenos, sí... Algo se movía por mi interior y me daba un poder especial, algo que jamás había sentido en todos estos años de meditación.

Fue espectacular, recuerdo que días después de esto empecé a controlar mis poderes, usaba los rayos para paralizar a las bestias e incluso aprendí a sanar, pero eso fue más tarde. Estaba en comunión con la naturaleza, sentía algo que no sentía antes del sueño...

Poco a poco fui perfeccionando mis habilidades y un día decidí volver, no creo que me conozcan: la barba me ha crecido en abundancia y mi aspecto ha cambiado, se alegrarán al verme, sí...

[La actualidad]

Nunca había escrito mis inicios en un papel, es más, ni recuerdo haberlo comunicado de forma oral, ha sido algo muy personal hasta entonces, que decido dejarlo plasmado en un papiro. Desde que al regresar, mis padres hablaron sobre mí al Clan Warsong y pude ingresar en sus tropas solo me he dedicado a hacer guardia por los bosques de Vallefresno, investigando la extraña naturaleza de los mismos, y dar alguna que otra visita a mis viejos padres, en Durotar.

*Deja el diario en su habitación y se marcha del aserradero para continuar con su investigación en los bosques*