Kingdoms at War
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Breiand Thalander, Guerrero humano

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Mensaje  Kalibram Vie Mar 13, 2009 3:37 am

La historia no esta terminada debido a que la estoy escribiendo directamente en el foro, esto se debe a que por ciertos problemas.... eliminé por error el único programa que tenía para escribir en el pc y como yo soy muy yo si no escribo en un archivo doc. no me siento agusto... hací que escribo directamente en el foro la historia y la iré editando segun vaya escribiendo más, disculpen las molestias.


Prólogo: Sueños poco tranquilos

Sostenido sobre un mar de lágrimas siento tu caricia en mi cara, una cara destrozada por horrores cometidos y que lo an convertido en algo que nunca uviera querido que vieras, pero mi corazón vuelve a latir cuando siente tu dulzura cerca.

Aún no comprendo como as llegado aquí, en medio de este caos aun puedes vivir, cuando incluso yo dudaba de mi existencia tu as sobrevivido al olvido para hacerme sentir lo desgraciado que soy por averte asesinado.

Alzo la mano y veo como las marcas de la vida an desaparecido en ella, como la humanidad de mi alma se refleja en mis sueños y tu en ellos, me haces darme cuenta de mi desdicha, de mi perdida, de las cosas por las que una vez viví y por las que ahora me desvanesco, mi mente me atormenta en un juego perverso haciendome sentirte como si aún estuvieras viva, como si cuando cerré los ojos en aquella noche tan solo fuera una hermosa pesadilla, que nos separo y que ahora me vuelve a traer a tu lado.

Pero los sueños son mas perversos que las pesadillas, de la misma forma que e vuelto a estar contigo ahora desapareces en mis brazos, las cenizas de tu recuerdo pasan y desaparecen tras mis manos, lenta pero progresivamente vas fundiendote con las sombras que me envuelven para desaparecer con ellas, aún así mi alma intenta arrancarte un beso de tus labios, un beso envenenado que acabará con mi sufrimiento, pero el tiempo no es piadoso y por mis pecados todo se detiene, dejando mi boca junto a la tuya sin que llegen a rosarse.

Mientras tu sigues desapareciendo delante de mis ojos y casi al instante los ultimos cachos de tu rostro desaparecen frente a mí, las cenizas de tu alma se mecen como si un viento suave en una oscuridad impenetrable la moviese, aun mientras tu subes yo me undo en las sucias aguas cristalinas de mi interior alejandome de tu luz y de mi dolor.

Entonces abro los ojos y me despierto en mi cama, junto a mí está tu humilde figura que descansa bajo las sabanas, un suspiro muestra mi alivio, pero en los oscuros reflejos del ventanal veo mi cara pútrida y muerta.

Vuelvo la cara y me encuentro distante de tu cama, en ella está mi cuerpo y tu abrazada a él y esa imagen de paz se desvanece al igual que tú, en hermosas cenizas que desgarran el alma como si fueran espinas.

En ese momento me di cuenta que los fantasmas de mi pasado vienen en sueños a atormentarme, un hecho irrefutable que demuestra lo frágil que es mi mente y lo dura que a sido tu muerte.

Capítulo 1: En algún lugar de los baldios.

Breiand Thalander, Guerrero humano Templarios

- ¡Eh Breiand! Despierta, ya es de día - Gabriel agitaba el cuerpo de Breiand para despertarlo, cuando esto no funcionó le propinó un par de guantazos que hizo reaccionar el cuerpo de Breiand de forma agresiva buscando su espada creyendo que le atacaban.

- Oh Gabriel... no me des esos sustos - Suspira mientras se pasa la mano por la cara - Si no me uviera dado cuenta de quien eras, ¡quien sabe lo que habría pasado!

- Lo dudo mucho, anoche te pasaste con la bebida y tiraste la espada al barranco gritando que no la usarías más - Entre risas Gabriel se acerco a la puerta de la tienda donde descansaba Breiand y la abrió dejando entrar los rayos del sol que iluminaban el lugar - Suerte que conseguí encontrarla, imagínate que pasaría si el capitán entrara en la tienda y te viera sin armas o peor aún si nos atacaran y no tuvieras nada con que defenderte - Cogió la espada que había soltado fuera de la tienda y se la dió a Breiand en la mano. - Deberías cuidarla mejor es una buena espada, ahora vamos el capitán quiere decirnos algo.

Breiand permaneció callado, sentado con las piernas cruzadas en la cama mientras Gabriel salía de la tienda.

Breiand tenía el cuerpo bastante formado por las batallas que había tenido durante su vida, su cuerpo estaba lleno de cicatrices, en su mano derecha lleva la marca de la cuadrilla de mercenarios a la que pertenece y también tiene una cicatriz en el ojo izquierdo por lo que perdió gran parte de la bisivilidad de este. Tiene el cabello largo y negro que le llega hasta la zona lumbar de la espalda (parte superior de la cadera), sus ojos son de un azul claro y tiene la piel morena por aver pasado bastante tiempo al sol.

Tras un rato se levantó y se vistió: se puso unos pantalones de cuero marrones, unas botas y se ató la espada a la cintura, salió de la tienda con el pecho al descubierto debido a la calor que hacía en aquella tierra, a un lado y a otro de la tienda de Breiand se encontraban las tiendas de los otros mercenarios, el campamento tenía una forma cuadrangular, rodeada por barricadas hechas con estacas de madera y en el centro se encontraba la tienda del capitán y los comandantes de la cuadrilla.

Una muchedumbre se encontraba en torno a la tienda del capitán y este subido a un atrio improvisado se disponía a hablar, detras suya se encontraban los 4 comandantes y detrás de estos varios cofres cerrados con una Insignia Real.

- ¡Esta misma noche me han llegado prometedoras noticias!, ¡Nos an convocado en el castillo, por fin podremos formar parte del ejercito real! - El capitán tenía fama de anvisioso y traicionero, un pájaro de mal agüero (persona que no inspira confianza y da mala espina), hijo del alcalde de una villa siempre había aspirado al poder, creó una banda de malechores que gobernaba a escondidas, según iva esta creciendo acabó convirtiendose en una escuadra de mercenarios a sueldo al servicio de cualquier noble que estuviera dispuesto a pagar o a dar favoritismos al capitán, su deséo es llegar a ser de la realeza y llegar a gobernar un país ¿Pero porque crear una banda de malechores que posteriormente sería de mercenarios en vez de entrar al ejército y subir en el escalafón militar? Digamos que nunca se le dió muy bien acatar órdenes. - Hací que mis valientes soldados... ¡ AQUÍ TENÉIS VUESTROS HONORARIOS!

Diciendo esto, el capitán mandó una señal a sus comandantes que abrieron los cofres que estaban detrás suya y empezaron a sacar bolsas llenas de oro que empezaron a repartir a los soldados.

- Bah... seguro que tiene por lo menos el doble de cofres idénticos a estos escondidos en su tienda para disfrute propio - Dijo Breiand mientras se pasaba las manos por los ojos que aún se resentían de la luz del sol.

- No séas tan áspero y vé a recoger tu parte, con eso podremos vivir varios años sin problemas, podrás comprarte una casa, trabajar humildemente si quieres, hací que relaja esa cara y vamos a recoger lo que por derecho es nuestro - Gabriel empujaba a Breiand en dirección a la cola de mercenarios que se disponía a recoger el oro.

- Si fuera tan sencillo - Alza la mano derecha enseñando la marca de la escuadra - Nos han marcado como a ganado, seguramente nos mande hacer cualquier chapuza que le pidan que haga contal de lamerle el culo a cualquier noble de la corte, así que de vida tranquila nos podemos olvidar y empezemos a volver a afilar nuestras espadas para el combate inminente.

- Bueno pues beberemos hasta olvidarnos de quienes somos, yaceremos con las mujeres mas hermosas del lugar (dicece de amancebarse o trabajo de Lilian), e oido que hay una mujer llamada Lilian, dicen que es la dama más hermosa y pura de todo Azeroth.

- No será tan pura si es prostituta, hací que quitate esos pajaritos de la cabeza.

- No pasa nada, también e pensado en tí, te buscaré el hombre mas fornido y cachas que jamás se alla visto jajajaja. - Con este comentario Breiand puso una cara bastante seria. - Vamos no te pongas hací solo era una broma.

Breiand cogió su bolsa y la de Gabriel y se las hecho a la espalda, cargando con ellas hasta la tienda. Mientras al fondo el comandante gritaba que todos se disponieran a recoger las tiendas y desmontar el campamento.

En una hora el campamento estaba totalmente desmontado y los soldados estaban en formación para marchar con dirección a Trinquete donde cogerían un barco a las tierras del este, la impasiencia del capitán por llegar pronto le quitaba de la cabeza la idéa de viajar hasta prodmure y menos a tierras élficas para tomar el barco.

La formación constaba de la siguiente forma, en la cabeza se encontraba el capitán con una armadura plateada y con varias plumas, detrás suya los 4 comandantes portando los estandartes de la cuadrilla que tenía la silueta de un cuervo y detrás de estos los mercenarios en formación que caminaban cargando con las tiendas, las armas y las bolsas de oro, mientras que los comandantes y el capitán ivan a caballo.

- ¡Señor, Señor, ALTO! - El explorador corría exáusto hasta el capitán. - Señor... - jadéa - Hay un convoy de orcos más adelante, son unos 20 guardias, transportan varios cofres y a varias familias orcas - jadea - ¿cuales son su ordenes?

Al capitán se le iluminaron los ojos con aquella imagen, extasiado por la idea de su llamada a la corte y los nombrados cofres que provablemente portaban algo de valor no le isieron dudar en su desición de atacar la caravana orca y menos cuando eran 20 soldados orcos contra todo un regimiento humano.

- Comandante, llévese su escuadrón y haga lo que créa conveniente con ese grupo de orcos, ya me entiendes.

- Hací se ará señor - Se giró hacia los soldados - Pelotón ya habéis oido, acabemos con esos orcos, seguidme - El comandante se separó del grupo y detrás suya lo seguía el pelotón de soldados que tenía a su cargo en el cuál ivan Gabriel y Breiand.

El comandante se sentía orgulloso de la eficacia de su pelotón y ante tal mínimo número de guerreros orcos no sentía la necesidad de tramar una emboscada o escaramuza, así que atacó directamente el convoy con el pelotón entero.

Los guerreros orcos no tuvieron oportunidad ante la cantidad de soldados que se les venía encima, y así hombres, mujeres y niños orcos fueron masacrados sin piedad por el regimiento de soldados, los enormes lobos que montaban los orcos fueron enjaulados para llevarlos al castillo como regalo o simplemente se les cortó la cabeza como troféo de guerra.

Breiand estaba de rodillas, estupefacto ante la visión de un niño orco que yacía abrazado y empalado con el cuerpo de su madre....

Breiand Thalander, Guerrero humano Drac5cols2


Última edición por Kalibram el Dom Mar 15, 2009 3:31 pm, editado 5 veces
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Mensaje  Kalibram Sáb Mar 14, 2009 7:01 pm

(dice que es demasiado largo hací que cada capi un post nuevo... no me gusta la idea pero no me deja de otra forma)

Capítulo 2: Al sur de las tierras del este (24 años antes)

Breiand Thalander, Guerrero humano Lunaensangre

La aldéa ardía, las hermosas cenizas y chispas que saltaba del fuego que prendía las casas de los aldeanos danzaban despreocupadas bajo una luna teñida de rojo por el fuego y la sangre derramada.

Los orcos habían atacado la aldéa, era una humilde villa que se ubicaba en la frontera que separaba el reino humano de los puestos de acampada de los orcos, debido a esto solía haber muchas incurciones tanto orcas como de bandidos, pero aquella noche fué distinta a las demás, no nos dió tiempo a huir de allí y los orcos arrasaron con los aldeanos de la villa.

Se escuchaban los gritos de los aldeanos que seguían vivos clavados a las paredes de las casas, no quedaban apenas supervivientes a la masacre, los que no habían muertos se encontraban moribundos rezando por la muerte.

Sin embargo bajo toda aquella escena de muerte y depravación logré sobrevivir, en una casa donde el fuego no se había propagado, me encontraba yo junto al cuerpo inerte de mi madre y mi hermana y al cuerpo moribundo de mi padre.

- Hijo escúchame... no estés triste... no odies por esto... no es culpa de los orcos si no... si no de la guerra que nos obliga a hacer cosas que no queremos y nos convierte en demonios... Ahora sal de aquí hijo y no olvides estas palabras, la injusticia y la justicia son solo puntos de vista, lo que uno creé hacer bien no siempre es lo correcto... Toma mi espada, yo siempre te protegeré - Temblando puso su espada en mis manos y calló al suelo, con una sonrisa me agitaba la mano para que me fuera.

Corrí lejos de la villa con la espada agarrada con las dos manos en mi pecho, pesaba demasiado y empezó a llover, los verdes y soleados huertos de la villa se tornaban oscuros y húmedos, los zapatos se me undían en el barro y me costaba andar. Al poco tiempo la cabeza me empezó a doler y un extraño maréo me hizo caer de espaldas en el fango, la lluvia me caía en la cara y tenía mucho frío, no tardé mucho en perder el conocimiento y darme cuenta de que todo acababa.

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- ¡Lilith, prepara la cama corre! - Glierd tiró la puerta de la cabaña abajo de una patada y corrió hacia la habitación con el niño en brazos mientras lilith, su esposa, destapaba la cama y lo metieron dentro.

- No tiene buena pinta, ¿Donde lo has encontrado? - Lilith tenía un tono casi histérico por la repentina aparición de su marido y su ruidosa entrada.

- Cálmate, solo tiene fiebre no es para que te pongas así - Glierd puso su mano en el hombro de Lilith intentando tranquilizarla.

- ¿Que me tranquilize? ¡Hechas la puerta abajo de una patada, gritando que prepare la cama, casi me da un ataque del golpe que has dado! - Aparta la mano de su hombre y se sienta junto al niño y le pone la mano en la frente - Es verdad tiene fiebre.

- No si encima dudas de mi...

- Tú arregla la puerta que está lluviendo, ya hablaremos despues, yo me encargo del niño. - Mientras tiene la mano en la frente del niño, Lilith susurra varias palabras y seguidamente de debajo de la palma de su mano un extraño brillo aparece.

Los días pasaban, el niño aún no se había despertado, tumbado y arropado en la cama agarrado aún a la espada de su padre a veces se le podía escuchar murmurar en sueños.

- ¿Aún no se a despertado? - Lilith al escuchar la voz de Glierd dió un bote en la silla, pero cuando se dió cuenta de que era Glierd se tranquilizó - Eres muy asustadisa ¿No lo sabías?

Glierd era un joven guerrero humano, normalmente servía como guardaespaldas o mercenario para ganarse la vida, tenía una boluminosa barba pero no tenía pelo, en su cabeza llevaba un tatuaje con forma de tribal que le cubría todo el craneo, tenía un cuerpo bastante corpulento que intimidaba a sus enemigos.

Lilith en cambio era una elfa sacerdotisa, era una elfa muy esbelta (bien formada, elegante y airosa), era muy devota con la luz y no soportaba las peléas, tenía el pelo largo y rubio, los ojos de un azul brillante y no se sabe que le impulsó a casarse con Glierd ni viceversa.

Pasó una semana y por fin el niño habrió los ojos, tenía el cuerpo debilitado y estaba bastante canijo por aver pasado tanto tiempo sin comer, intentó levantarse de la cama pero sus piernas no soportaron su peso y calló al suelo estrepitosamente, debido al ruido, Lilith entró corriendo a la habitación y cogió al niño en brazos metiendolo de nuevo en la cama.

- Ten cuidado, llevas mucho tiempo sin comer ni beber, estate quietesito y no te muevas mientras te traigo algo para comer.

Y así la curiosa pareja adoptó y cuido al niño durante varios años, el chico apenas hablaba en un principio, pero según iva pasando el tiempo todo cambió, el chico empezó a considerar a Glierd y a Lilith como a sus padres.

Llegó el duodécimo cumpleaños del chiquillo, al caer la noche de ese mismo dia Glierd se llevó al niño al lugar donde yacían 3 tumbas sin nombre.

-¿Que hacemos aquí padre?- El niño miraba extrañado a las tres tumbas.

-No se si el te podrá contestar aún estando delante suya, al día siguiente de cuando te encontré volví a tu pueblo, en la única casa que no estaba derruida o hecha cenizas encontré un retrato tuyo con tus padres y a ellos debajo de este muertos, debían tener un entierro digno, almenos para el que consiguió mantener lejos de su casa la devastación que asoló el pueblo entero. Dime ¿Aún odias a quien hizo esto?

-Sí, aún recuerdo esa noche como si fuera ayer

-Bien, entonces toma, te enseñaré a usarla para que puedas llevar a cabo tu venganza - Glierd se desató del cinturón la espada que llevaba y se la entregó al chico - Esta era la espada de tu padre....

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Mensaje  Kalibram Jue Mar 19, 2009 11:11 pm

Capítulo 3: En algún lugar de los baldios.

La noche cayó sobre los baldios, el grupo de mercenarios se vió obligado a levantar un pequeño campamento.

- ¿Que te ocurre Breiand? No se te ve buena cara - Gabriel se sentó al lado de Breiand al calor de la hoguera.

- Son... viejos fantasmas, aún véo sus rostros. - Breiand no podía apartar los ojos del fuego. - A veces siento como si esta no fuera mi guerra...

- No digas tonterías, claro que no es tu guerra, ni la de ninguno, simplemente es una forma de ganarse la vida, para mi eso es la guerra, un trabajo.

- ¿Como puedes decir eso? Maldito crío estúpido y arrogante, voy a dar una vuelta.

Breiand se alejaba de Gabriel adentrandose en la oscuridad lejos de la luz de las hogueras del campamento, sin darse cuenta empezó a caminar entre las jaulas donde se encontraban las presas de los mercenarios.

- Jaja, mira eso, ¿Ya no eres tan fiero no? JAJAJAJA - Dos mercenarios se mofaban de un orco adulto que habían capturado en el convoy. - ¿Sabes? Te vamos a llevar a la plaza de la ciudad y te vamos a ejecutar delante de los nobles que provablemente no han visto un orco en sus vidas, y sin embargo nos siguen pagando para causar destrozos en vuestras tierras para exterminaros ¿Irónico verdad? A mi mientras me pagen no me importa cuantos mocos verdes como tu mate. - El mercenario se tambaleaba mientras parloteaba y bebía de la botella de vino que tenía en la mano.

Entre risas los dos mercenarios se alejaban de la jaula del orco, entonces Breiand se acercó a observar tristemente la figura del orco que arremetía fuertemente contra la puerta de la jaula.

Al poco rato el orco parecía resignarse a seguir golpeando inútilmente la puerta de la jaula y se fué al otro extremo de esta donde la luz de la hoguera no iluminaba su figura, con esto para intentar ver mejor lo que estuviera haciendo el orco, Breiand se acercó a la puerta pero casi de imprevisto el orco arremetió con una embestida desde las sombras la puerta de la jaula, rompiendo esta y embistiendo a Breiand de por medio que calló de espaldas atontado, el orco sin embargo pasó de Breiand y corrió detrás de los dos mercenarios que se habían mofado de él, agarrando sus cabezas y aplastandolas en el suelo, apto seguido cogió las espadas de estos y rompió las cerraduras donde estaban los animales encerrados causando un alboroto en el campamento.

Los kodos que tiraban del carruaje ahora se llevaban por delante las tiendas y aplastaban a los mercenarios, los lobos corrian de un lado a otro o se lanzaban al ataque, el orco aprovechando la confución se subió en uno y se fué corriendo con el lobo, mientras lo comandantes montaron en sus caballos y fueron detras del orco dandole caza.

Lo poco que quedaba del campamento era un caos, pero no duraría mucho, los soldados no tardarían en matar o capturar a las bestias de nuevo, mientras, junto a Breiand quedaba una jaula aún sin abrir, dentro había un lobo que gruñia y mordía los barrotes de la jaula, Breiand no se lo pensó dos veces, si quería salir de allí ese era el mejor momento, el capitán nunca hubiera perdonado a un desertor. Breiand abrió la jaula y el lobo se lanzó encima suya obligando a Breiand a tirarse a un lado si no quería que el lobo le diera un bocado.

Por suerte el lobo al saltar y fallar en su intento de morder a Breiand se dio de cabeza contra la jaula que había enfrente dejandolo un poco aturdido, Breiand aprovechando el momento se desató la correa y salto encima del lobo metiendo la en la boca del lobo y tirando de esta causandole un gran dolor en la mandibula al lobo que empezó a correr con Breiand encima y al poco a poco la luz de las hogueras del campamento fue desapareciendo en el horizonte.
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